La Lisa, marzo de 1960

Srta. Lucía González

Colón

Mi querida Lucía:

Te saludo en el nombre del Señor, rogando a Él que te sientas bien y gozosa. Yo gracias a Dios estoy bien.

Lucía, aprovecho que Ashton va para ésa para escribirte con él, de otro modo no lo hubiera hecho hasta no tener las medias compradas. Como no tengo oportunidad de comprarlas en Güira, porque no pensamos ir por allá ahora, y tendría que esperar por lo menos a los cultos de espera en que viene Basilia, es que se las encargué a Lila, que sabe dónde comprarlas en La Habana. Ella quedó de traérmelas hoy al regresar del trabajo, pero Ashton se va antes, por lo que tendré que esperar a otra oportunidad.

Me dices que tienes algo que decirme, pero no por carta. Yo te recomiendo que tomes una libretica y anotes todas estas cosas para que no se te olviden cuando nos veamos.

Me parece que voy a tener que afeitarme el bigote para ver si de ese modo me pierdes el miedo, porque dicen que al hombre sin bigote no hay que respetarlo, y según tú me confiesas, yo te inspiro respeto y hasta miedo. Dime qué debo hacer para inspirarte más confianza y demostrarte el amor que siento por ti. Tal vez tú pienses que para demostrarte amor debo tenerlo, pero dice Juan que donde haya amor no hay temor, así que si de verdad me amas, no me temas.

Contéstame con quien primero venga para acá, que espero la tuya para escribirte de nuevo. Ahora no escribo más porque es tarde y se ha pasado la hora de salir a la calle.

Recuerdos a los juveniles. A Orestes que ahora me sucede igual que a él. A Agustina que pase un día feliz. Sin más por el apuro, sabes que te quiere tu novio,

Ventura